Camino mundialista
El fútbol es de espejos. Maturana tenía solo sus recuerdos de infancia de Chile-1962: escuchó el 4-4 con un radio transistor escondido en el pupitre de su escuela. Y por eso, cuando Maturana clasificó a su primer Mundial, en 1990, empezó a buscar gente que ya hubiera vivido esa experiencia. Se llevó una sorpresa.
“Nosotros no teníamos idea de lo que era ir a un Mundial, entonces les pregunté a los que saben. Hablé con Beckenbauer, con Guus Hiddink, con Johan Cruyff. Todos me decían: ‘hay que blindar el entorno’. Yo le tenía mucha fe a ese equipo, creía que podíamos hacer algo muy grande. Cuando hablé con Arrigo Sacchi, me dijo: ‘No creo que pasen de la primera ronda’. Cuando le pregunté por qué, él me dijo que nosotros no teníamos historia: “¿A quién había visto jugar Higuita, Andrés Escobar, Leonel, ‘Barrabás’? Tú vas a Brasil y cualquier negrito que encuentres en la calle tiene un primo, un hermano, un vecino que jugó un Mundial. Ustedes no”. Cuando pasa el tiempo, Falcao, James, Cuadrado ya vieron jugar a los otros. Ellos tienen la historia, nosotros no la teníamos”, explicó. Y agregó: “Yo creo, y ojalá no me muera antes, que Colombia tiene con qué ser campeón del mundo, o por lo menos, aspirar a conseguirlo”.
Otro gran hito de Maturana con la Selección fue la Copa América de 2001, el único título oficial de mayores que tiene Colombia, aunque muchos le quitan mérito por las circunstancias que rodearon el torneo: Argentina se bajó a última hora y algunas selecciones, como Brasil, no llevaron su nómina principal.
“Esa Copa América unió al país. Lo dije en la Conmebol: el torneo más importante, con más abolengo, es la Copa América. Resulta que mañana o pasado vienen los extraterrestres y van a analizar el fenómeno fútbol: van a encontrar que acá hubo un equipo que ganó la Copa, que no recibió ningún gol y que ganó todos los partidos. Fuera de eso, nosotros recorrimos el Eje Cafetero en bus: a las 2 de la tarde te encontrabas con los trabajadores en las calles y ellos se quitaban la gorra y se reían. Yo decía, de qué se ríen, a esta hora y con este sol, y era la alegría que tenían de ver pasar a la Selección. Podés quitarle lo que sea, pero la alegría que le dimos al país fue inocultable”, señaló.
El legado
Maturana no es un tipo efusivo y no le gustan mucho las celebraciones, empezando por la de su propio cumpleaños… Solamente una vez se le vio reír, y con ganas, en un banquillo: fue el 5 de septiembre de 1993, después de que Adolfo Valencia marcó el quinto gol a Argentina, en el famoso 5-0.
“En ese partido tenía contenida a la banca. Les había dicho muy clarito que estuvieran tranquilos, que el ambiente era complicado, que si celebrábamos tenía que ser con mesura. Cuando marcamos el primer gol hubo unos que salieron y empezaron a caer botellas. Yo estaba más preocupado por eso que por el juego. Llegó un momento, creo que fue en el tercer gol, que Gustavo Moreno se volteó y me dijo ‘Pacho, no jodás, matame’, y salió a celebrar y varios se fueron detrás de él. Y ya el gol de Adolfo lo celebro, y mucho. Ahí está todo el talento inimaginable: vos ves que Fausto se va, tiene ojos en la nuca, calculó la velocidad con que venía Adolfo, calculó la técnica para ponerle el balón”, recordó.
Maturana es muy crítico con el fútbol de hoy. “Hoy se miden muchas cosas, tienen los GPS que te dicen que un jugador corre 9, 10 kilómetros. Pero pongámonos a mirar cómo corre, para dónde corre. Además, el talento, si sabes del juego, está patrocinado por el desorden. Cuando tenemos el balón, hay que dar licencia para eso”, dijo. “Hay otras cosas que ahora toman sentido, que en su momento dije y se burlaban de mí. Yo destaqué, en su momento, a (Víctor) Aristizábal, porque sabia jugar sin balón, porque tenía movilidad. Hhoy nos damos cuenta de la importancia de la movilidad, de jugar sin balón. Hoy, delantero que no se mueva lo critican. Entonces, yo tengo como una paz, en el sentido de que las cosas que yo dije, puede que no tuvieran sentido en el momento, pero la historia y el tiempo se lo dieron”, agregó.
Otra cosa que ganó el fútbolista, desde la época en que Maturana comenzó en la Selección hasta hoy, es el respeto social. “Cuando yo jugaba, era imposible que un futbolista fuera un ícono publicitario, que tuviera acceso a un romance con una chica de estrato alto. A través de su propia mejoría encontraron un mejor escenario que los arropó y los respetó. Hoy hay un entorno calificante: cualquiera quisiera ser la novia de James, la novia de Falcao”, señaló.
Maturana está a la expectativa de lo que pueda hacer Carlos Queiroz, el nuevo técnico de la Selección: “Yo siempre quiero el éxito para mi país, lo he defendido a donde he ido, acá hay talento para todo, hasta los malos son talentosos. Entonces, hay que hacer lo que cada uno sabe: los jugadores, a jugar lo mejor que puedan. Los hinchas estamos para empujar, hacer fuerza. Los periodistas están para criticar y orientar desde el respeto. Y los dirigentes, para tomar la mejor decisión y tienen que mojarse. Si la decisión es Queiroz, hay que defenderla. Si él triunfa, pues también triunfarán ellos, y si él fracasa, que los directivos también asuman la decisión que tomaron, que no sea solamente el técnico el que cargue con eso”.
